Mirada al pasado: la primera crisis de la minería palentina que salvó la Térmica de Velilla
Mirada al pasado: la primera crisis de la minería palentina que salvó la Térmica de Velilla.
Un año después de la demolición del último de sus emblemas, la chimenea de 176 metros, viajamos a los años 60 del siglo XX cuando con su puesta en marcha salvó la cuenca minera de Guardo y Velilla.
Casi una década después del fin de la minería en la Montaña Palentina, ponemos la mirada en el pasado para no olvidar el importante papel que jugó la ya desaparecida Central Térmica de Velilla del Río Carrión, en el que fue el primer momento crítico del sector. Viajamos a los años 60 del siglo XX, a una crisis propiciada por la irrupción del petróleo. La batalla se ganó en aquel momento, pero la guerra se perdió, finalmente, en 2014, auspiciada por las energías limpias.
En 1960 el carbón producía el 47% de la energía consumida en España, pero durante la década, la irrupción del petróleo invirtió las tornas y ya en 1972 se producía con él el 57,7%, provocando que el mineral perdiese su posición dominante y redujese su porcentaje hasta el 21%, una pérdida de más del 50%. Otro de los factores que motivó la crisis fueron los salarios percibidos por los mineros del carbón, que se duplicaron casi de forma exacta en apenas 10 años.
Por tanto, se dieron dos principales problemas: uno económico y otro social, de destrucción de empleo. Lo sencillo era trasladar el incremento de los salarios a los costes, subiendo los precios de venta. Pero la competencia con el petróleo no lo permitía, lo que dio lugar a un situación en la que los beneficios se reducían, y de igual manera lo hacían las posibilidades de inversión.
Fue aquí donde entró en juego en la cuenca minera de Guardo y Velilla del Río Carrión la construcción de la Central Térmica, que entró en funcionamiento en junio de 1964 y se convirtió en la principal receptora de la producción de carbón de toda la Montaña Palentina, permitiendo la supervivencia de la minería en la comarca 50 años más, hasta su cierre definitivo en 2014.
Su influjo fue tal, que apenas cuatro años después de su puesta en marcha, en 1968, la Térmica velillense consumía la mayor parte de la producción de las empresas, y permitía que existiese en la cuenca una plantilla de 1.618 mineros. En concreto, recibía cerca del 80% del carbón de la Sociedad Minera San Luis de Guardo, algo más del 61% de la Minero Cántabro Bilbaína de Santibáñez de la Peña; y en torno al 47% de la compañía Antracitas de Besande de Velilla y de la guardense Antracitas de Valdehaya.
Otras empresas dependían en menor medida de ella, pero aun así, el porcentaje que se destinaba seguía siendo importante: Antracitas de Velilla entregaba el 27% de su producción, en torno al 20% mandaban Antracitas de San Claudio y Nemesio y José, mientras que San Isidro y María apenas aportaba el 12%.
En los años 70 el futuro del carbón ya no se veía negro, ante las dificultades planteadas por la implantación de centrales nucleares y el incremento constante de los precios del petróleo. Y, dada la capacidad de producción en la Montaña Palentina, se decidió ampliar la Central Térmica de Velilla, se construyó una torre de refrigeración y se comunicó con el ferrocarril de La Robla desde Guardo, para que el mineral llegase de forma directa.
Pero aunque se había ganado una batalla, la guerra continuaba y entrando en el siglo XXI, con el desarrollo de las energías limpias y el castigo a las emisiones de CO2, comenzó el declive definitivo de la minería en toda España. En 2014 se completó el cierre de las explotaciones mineras en la Montaña Palentina y en 2017, Iberdrola anunciaba el fin de la Central Térmica de Velilla, que se produjo finalmente en 2020.
Y, aunque hubo manifestaciones multitudinarias en contra de su cierre y demolición, en pos del sentimiento por no perder el patrimonio minero de la comarca, la empresa comenzó los trabajos para hacerla desaparecer en octubre de 2021, con la voladura de la torre de refrigeración. El 31 de marzo de 2022 le siguió la chimenea del Grupo I, y justo hace un año, el 30 de junio, se demolió la chimenea del Grupo II, que con 176 metros de altura era la estructura más alta del complejo. Su desmantelamiento se completó el pasado mes de octubre con la demolición de la caldera.
De la tabla de salvación que fue durante cinco décadas ya no queda nada, pero en la memoria de Guardo y Velilla seguirá recordándose siempre como el gran baluarte de la cuenca minera.
Fuente: 'Mineros y minas: historia del carbón de antracita en la Montaña Palentina'
Fotografía: Archivo - Central Térmica de Velilla del Río Carrión
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