Del concejo a las Juntas Vecinales como inspiración de las plataformas cívicas que luchan por la tierra leonesa
Del concejo a las Juntas Vecinales como inspiración de las plataformas cívicas que luchan por la tierra leonesa personificada en la Vega de Sorriba...Por Siro Sanz García.
Hace pocos años nos defendíamos de ese monstruo ahora dormido que es la línea de alta tensión Sama-Velilla. La Montaña Oriental y la Central argumentaron sus justas pretensiones en 27000 alegaciones aún no contestadas. Entonces asistíamos perplejos a los manejos de ciertos políticos por manipular una lucha a la que no habían sido llamados, ni permitido entrar. Políticos anclados en el periodo de la Restauración del XIX, que por estas montañas aún van contando los votos por las cocinas y luego nos dejan tirados en temas tan graves para el medio rural como: despoblación; educación; sanidad; agricultura; minería; transporte y comunicaciones. En aquel tiempo el ambiguo y tímido apoyo de la Diputación de León nos confirmó la soledad en que estábamos. Como ahora, en la lucha emprendida contra el paso elevado de Sorriba, solo nos teníamos a nosotros mismos.
Fueron plataformas ciudadanas independientes inspiradas en la organización concejil, las que llevaron el peso de la lucha. La fuerza que nos animó, no fue otra que nuestra pertenencia al milenario tronco del concejo leonés y el recuerdo de un pasado auténticamente democrático. En aquel ámbito concejil, nuestros antepasados se defendieron una y otra vez contra la injusticia y la fuerza que la nobleza local les quiso hacer. Mediante la organización concejil que aún pervive en las juntas vecinales, durante más de mil años se gobernó la vida social y económica de nuestros pueblos y aldeas. Pues bien, muchas de las alegaciones contra la Sama Velilla se basaban en el menoscabo, en el despojo y acabamiento de los bienes comunales representados en los montes; aguas; caminos; edificios; pastos; cotos de caza; yacimientos arqueológicos. Unos bienes indispensables e irrenunciables para la continuación de la vida de aquellos que resistimos en el medio rural. Entre esos bienes comunales están ahora los derechos de riego y caminos a Santiago que no han sido tenidos en cuenta en Sorriba y por supuesto la propiedad privada que más que expropiada es confiscada como si el Comunismo se hubiese implantado por decreto.
Desgobernados por la casta política presuntamente más corrupta e inútil de la Europa Occidental, se produjo el saqueo de las cajas de ahorro e innumerables escándalos políticos difíciles de soportar. Pensábamos que nada peor podía pasar, sin embargo está ocurriendo. Los nuevos señores feudales vienen ahora a atropellar el patrimonio material y cultural salvaguardado por los concejos leoneses durante siglos. Desde el bipartidismo de años pasados, las juntas vecinales se contaminaron de elementos ajenos a las mismas, con la única intención de controlarlas y vaciarlas de sentido. En muchos pueblos ya no se toca la campana para juntar a los hombres buenos, las cuentas a veces no están muy claras o ni siquiera se presentan, el alcalde concejil o pedáneo lo pone el partido ganador en las urnas. Estos son problemas que piden solución y mejora, pero dentro de la organización concejil, regresando al verdadero espíritu del concejo leonés que tenía y tiene como fin el bien común de todos los vecinos, la ayuda mutua frente al individualismo y la defensa de la comunidad vecinal frente al poder. Volvemos a estar solos en la lucha, a no ser por el apoyo de un partido de la oposición.
Como en el tema de la Sama Velilla, ahora en el caso del paso elevado de Adif en Sorriba, la Diputación de León tiene la grave responsabilidad de proteger el patrimonio cultural y material de nuestros concejos. La política cultural y turística leonesa no debe centrarse únicamente en saber si las mujeres del valle del Esla vestían refajo colorado, las de Cistierna o Prioro manteo verde; tampoco en llevar a procesionar los pendones en concentraciones festeras; el pendón es el símbolo de nuestra pertenencia al ciclo cultural cristiano de occidente y también del poder concejil no un objeto para folklorear. Hoy más que nunca es necesario preservar el patrimonio inmaterial de ese gran árbol que es el concejo leonés; la forma más antigua de la democracia en España que con su entrada en la curia regia de 1188 dio lugar al parlamento más antiguo de Europa. La Diputación que nos intenta adormecer periódicamente con lilainas y jumerios sobre turismo; desarrollo sostenible; la lucha contra la despoblación, tome de una vez las riendas de los auténticos intereses de la provincia y defienda algo más que no sea el benefició del partido político de turno. La democracia, una de las actividades más nobles del ser humano según Aristóteles, en todo el país y en nuestra tierra leonesa es ultrajada, devaluada, desprestigiada con actuaciones y decisiones hurtadas al pueblo. Que los leoneses se apresten a defender aquello que es la base de nuestra supervivencia: la tierra con la que mantenemos: Gobierno central; Gobierno Autonómico de Castilla; Delegaciones de la Junta; Diputación; Senadores; Diputados; Alcaldes y Concejales. Antes de suprimir y hostigar a las juntas vecinales que no cuestan nada y, casi siempre tienen dinero en sus arcas a diferencia de los ayuntamientos, sería prioritario discutir la desaparición del Senado o de las delegaciones que algunas autonomías periféricas en clara rebelión contra el rey y la nación de los españoles, mantienen en el extranjero a costa de arbitrios que no cesan de crecer pagados por los de siempre.
Que viva León, vivan sus reyes de gloriosa memoria. Larga vida al concejo leonés reservorio de las venerables tradiciones del antiguo reino que se resiste a morir. EL DÍA 10 A LAS 11 DE LA MAÑANA CONCEJO IFORMATIVO EN LA VIRGEN DE LA VEGA DE SORRIBA.
Fuente: Siro Sanz
Fotografía: Pendón de Sorriba del Esla - J.Manuel
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