La andalución como práctica para mantener la calidad de vida en la vejez

Mucho se está hablando de la vejez estos días. Pero de forma indirecta, a través de cifras, euros amontonados de un lado, euros amontonados de otro. En realidad, lo que quedan son las personas, su bienestar y su lucha por sobrellevar algunos dolores para seguir sumando años, aprendiendo técnicas nuevas como la andulación, y aprendiendo nuevas formas de comunicarse como whatsapp o internet.

Al final, desde hace unas semanas las pensiones se han puesto en el centro del debate político, en una especie de cuerda gigante de la que tiran, por un lado, IPC sí y, por otro, IPC no. Alrededor, una muchedumbre de espectadores que mira y que, en muchos casos, pareciera que el tema no va con ellos. Y en cambio sí va. Claro que va. Porque todos, antes o después, tendrán que dejar de trabajar y tendrán que cobrar una pensión con la que llegar a fin de mes.

Es cierto que el asunto se torna complicado cuando la pirámide poblacional se está invirtiendo, algo que se ve claramente en los entornos rurales, con una población más envejecida. En ese sentido, en estos lugares, la pensión es un recurso importante, ya que es lo que hace girar la economía de muchos pueblos y mantiene vivos los mercados de proximidad, las huellas de las tradiciones y la artesanía, pasándola, mejor o peor, de generación en generación.

Sí, esto que ocurre en el medio rural, que ocurre en muchas comarcas agricultoras y ganaderas de Castilla y León, está comenzando a expandirse por todo el territorio nacional también en zonas urbanas. Porque la gente vive más, tiene una esperanza de vida más alta y, por otro lado, se ve un claro retroceso en los nacimientos y, por ende, en la incorporación de los jóvenes al mundo laboral, necesario para pagar las pensiones, aunque sólo sea por eso.

La realidad es que detrás de ese discurso sobre las mensualidades, están las personas mayores, con sus circunstancias, como Ortega y Gasset. No se trata de percibir una cantidad más o menos alta, se trata de que esa cantidad llegue para poder pagar la luz, el agua, la comida…y las medicinas.

La esperanza de vida sube, pero el cuerpo y la mente se van erosionando con el pasar de los años y las personas de 60 años ya no son como lo eran a los 30, ni el dolor se soporta igual, el físico o el mental.

Por eso también es importante mantenerse activos todo lo que se pueda durante la juventud para evitar problemas de movilidad o de anquilosamiento. Por otro lado, también el mantener una cierta actividad física favorece la agilidad y bienestar mental.

La ciencia avanza, por fortuna, muy rápido y lo hace mucho más rápido que los años, llegando a nuevos descubrimientos o métodos que suelen facilitar la vida a las personas mayores y tranquilizar a las de mediana edad, en forma de tecnologías, de servicios, o de soluciones médicas y de la salud.

Un ejemplo de ello son los estudios médicos de andulación. Estos estudios han corroborado que este tratamiento, ofrecido en todo el mundo por la multinacional HHP, ya ha ayudado a más de 200.000 personas a mejorar su calidad de vida. Y muchos de estos pacientes son personas mayores, ya que la combinación de vibraciones controladas y calor por infrarrojo ayuda a aliviar el dolor, mejorar la movilidad, el equilibrio y relajar la masa muscular. De hecho, el equilibrio es fundamental para las personas de edad avanzada; una caída les podría ocasionar un problema importante de recuperación, causar dependencia y que ésta les afecte a nivel de estado de ánimo como sucede en muchas ocasiones.

La andulación, además, también dinamiza la circulación y disminuye dolores de patologías crónicas o asociadas con la edad como la artritis, la lumbalgia, la fibromialgia o el dolor de espalda.

En cualquier caso, estas técnicas no son milagrosas y no se pueden tomar como una terapia exclusiva, ya que se deben combinar con un tipo de vida activa y saludable, siempre siguiendo las pautas del médico de cabecera.

En España en 1998 sólo existían 3.474 españoles que habían superado los 100 años. Esta cifra, en nuestros días, se ha quintuplicado, llegando a rozar casi los 15.500, prevaleciendo, además, según el Instituto Nacional de Estadística, más mujeres que hombres.

Estas cifras no asustan si se recuerda que, hasta hace poco, la persona más longeva del mundo era un español, un extremeño, Francisco Nuñez, cuyo secreto para vivir tanto era alimentarse bien.

La alimentación, la movilidad y la agilidad mental son aspectos decisivos para mantener calidad de vida en la vejez. Todas ellas tienen que ver con la salud, la física y la mental, esta última poderosísima, capaz de influir en la primera. Y es de esto, en realidad, de lo que se habla en los extremos de esa cuerda, en forma de IPC, de hucha o de pacto, porque también esto tiene que ver y forma parte de lo mismo.

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: Pixabay